sábado, 26 de mayo de 2012

Soga a cuello, ¿cómo aprovecharla?

Ideas obsesivo compulsivas me llevan a pensar que atraigo a la buena suerte, pero tantas casualidades a mi favor no pueden ser otra cosa que el viento corriendo al compás de mis deseos. He practicado tanto, me he superado más de lo que creí posible.

En la frontera, la admiración me quiebra, no, tal vez minutos antes ya había empezado a quebrarme, ya no tengo forma de saberlo con claridad. Aquel símbolo que representa mi profunda admiración fue simplemente el detonante de mi caída... Lo bueno es que realmente aprendí varias cosas con esta derrota, y no es un intento por excusarme, lo digo en serio: es conveniente no idealizar NADA, ni por más fantástica que fuera la leyenda del símbolo admirado; al hacerlo mi propia mano puso una soga a mi cuello.

La tribulación progresa, ya no sé si continúo en camino, probaré sentarme en la cima del símbolo, sólo para sentir que no me limita, que me puedo fusionar con él.

Práctica, práctica y más práctica, cuando sienta que vuelvo a fluir con el viento tal vez ya no me quiebre más...

Debo dejar de pensar en las oportunidades que en el pasado tuve tan cerca y pasaron lejanas a la vez, debo recordar que la crisis en cierta forma es oportuna, debo recordar esto para que no disminuyan mis fuerzas.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Recuento de papeles viejos

Tengo un diario en el cual escribía hace años, aunque ya lo he abandonado.

En un inicio tenía la intención de usarlo para ordenar todas las ideas que me pasaban por la cabeza, pero por alguna extraña razón el diario no me inspiraba mucha confianza. Me hubiera podido servir para confesarme y desahogarme, pero no podía impedir que en un determinado momento alguna persona lo leyera. Tampoco es que tuviera siniestros planes para confesar, es simplemente que me despertaba la misma impresión que un psicólogo "tratando de invadir mi espacio mental".

Llego a esa conclusión al volverlo a leer después de varios años, casi parece que me confesara ante un espía, manteniendo máxima cautela en todo instante. Por ejemplo, en un momento hablo sobre haber visto una película que me gustó e inspiró, pero no digo cuál era (a estas alturas ni recuerdo el nombre o la temática).

Al menos ese diario es un registro para establecer cuánto he cambiado. Pienso que mis palabras en ese entonces sonaban más optimistas de lo que sonarían hoy. Las últimas páginas escritas tal vez representan ese trance: un demonio invisible que surgió del exceso de optimismo y de alguna idea excesivamente idealizada -que no es ni el amor "romántico" ni la paz mundial, que son después de todo cosas en las que no creí nunca (a pesar de que la última siempre resulta tentadora). Supongo que mis palabras hoy sonarán más realistas y un tanto más "apagadas", pero es alentador notar que a pesar de todo prevalece la necesidad que me llamaba en ese entonces (tal vez alentada con la herida). Demonio o herida, no es lo único que me ha hecho madurar, pero supongo que es algo que siempre tendré en mente, resaltando entre otras experiencias.

Irónicamente escribo esto en el espacio más público de todos, tal vez más confiable que el antiguo porque al menos éste me ofrece anonimato (inútil, ya sé) y la escasa probabilidad de que alguien lo encuentre o le importe (anonimato garantizado, ¡yeah!). Pero de todos modos pienso que hay cosas rondando en mi mente que no diré ni escribiré nunca, tal vez porque a pesar de los años no se pierden completamente algunas costumbres.

=P

viernes, 4 de marzo de 2011

Probando 4, 5, 6...

Inauguro este espacio con la esperanza de que tantos esfuerzos y anhelos alguna vez sirvan de algo, y que al final de todo eso pueda encontrar la pieza de paz que me falta.
(?)